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    La Carrera de la Rata 🐭

    Por Tomás Charles A.

    Tienes varios años de trabajo con un sueldo que cubre tu costo de vida y algo más. Te propones comprar tu primera vivienda, pero en el banco la ejecutiva te dice que no calificas para ello. 😞

    No te queda otra opción más que arrendar un departamento, pero el sector que te gusta es muy caro. Y donde sí puedes arrendar, el espacio es pequeño.

    “¿Podré llegar algún día a tener esa propiedad?” 🥺

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    Si en primer lugar, nunca quisimos participar de esta carrera ¿cómo es que nos metimos en ella? ¿Por qué nadie nos advirtió de que lo estábamos haciendo? Y más importante ¿por qué es algo que seguimos persiguiendo, si en realidad el costo ya no hace sentido?

    ¿Qué es la carrera del rata? 🐀

    La carrera de la rata, o “the rat race” en inglés, es una metáfora que describe la situación en la que las personas se encuentran atrapadas en un ciclo interminable de estrés constante, trabajo duro y competencia 😩, con el único objetivo de alcanzar metas materiales en pos de un estatus social, externo 💸.

    Un estatus que está lejos de lograr una verdadera satisfacción o recompensas significativas que aporten al bienestar personal.

    En esa lógica, en Fraccional creamos nuestra propia versión de ese concepto:
    La carrera inmobiliaria de la rata.

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    ¿En qué se diferencia la carrera inmobiliaria de la rata? 🤔

    Esta carrera es diferente, no gira en torno a algo pretencioso, por el contrario, se trata de algo que creemos necesario. Ser dueño de donde se vive. 🥺

    Cumplir con el gran sueño americano, un símbolo de éxito, estabilidad y prosperidad. Y que hoy, para nuestra generación, no solo representa estatus, sino seguridad.

    Y es que esta carrera nos prometía la libertad financiera, pero a cambio, nos llevó a un circulo vicioso, a la esclavitud “del sistema”. 😭 Un sistema donde haces el esfuerzo de trabajar largas horas, sabiendo que podrías estar pagando mes a mes tu casa propia, pero en realidad, sientes que desperdicias ese dinero en arrendar, pagando tú la propiedad de alguien más. 🙃

    Ok, pero de dónde sacamos esta idea ¿de dónde surge este ideal de ser dueño de donde se vive?

    El sueño americano de la casa propia

    Son los años cincuenta, y en Estados Unidos, tras la segunda guerra mundial, la estructura predominante era la familia nuclear, básicamente; Papá, Mamá y un par de hijos 👨‍👩‍👧‍👧. Donde papá ganaba suficiente 💸 para mantener a toda la familia y comprar una casa 🏠.

    Por otro lado, las familias eran más estables y se esperaba que permanecieran unidas, no como hoy…

    Esto influía en el deseo de establecerse en un lugar fijo, fomentando la compra de viviendas. Cimentando así, en las futuras generaciones, el sueño de la casa propia. Un sueño que se traspasó de generación en generación, y de cultura a cultura, hasta llegar a latinoamérica.

    A una generación que registra un aumento en hogares unipersonales y familias sin hijos. Donde el proveedor económico, ya no es uno, sino son dos. Y que pese a ello, debido al mayor costo de vida, la gran mayoría de parejas no califica para comprar un departamento en el lugar que quieren, y quienes sí califican, compran departamentos de inversión donde ni siquiera van a vivir. 🤷🏻‍♀️

    Por otro lado, las parejas tienen una menor proyección a largo plazo, algo que NO va de la mano con la idea de comprar en conjunto una vivienda. 🙅🏻‍♂️

    Y es que, mientras que el 83% de la generación silenciosa (los papás de los Boomers) ya estaban casados a los 30 años, solo el 46% de los millennials contrae matrimonio a esa edad.

    Suma a esto la tendencia a cambiar trabajo e incluso el desinterés por tener hijos y queda claro que ya no vivimos en el mismo mundo.

    Y si ya no es la misma realidad, ¿por qué el mismo sueño?

    El dilema del sueño postergado

    Esto se traduce en que hoy, para cumplir los mismos objetivos, debemos destinar un porcentaje mayor y mayor de nuestra vida para alcanzarlos. Sin poner en juicio cuál es el límite de lo aceptable.

    Por esto, los millennials van posponiendo las etapas de su vida, y con ellas, sus objetivos. Entraron a la fuerza laboral más tarde. También se casan más tarde, y muchos, todavía no tienen hijos (...)

    Pero si hay un sueño que se pospone más que cualquiera, ese es el de la casa propia. 😓

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    Mientras que el promedio de la generación silenciosa compró a los 25 años; los Boomers lo hicieron a los 27 años y la generación X lo hizo a los 30 años.

    ¿Sabes a qué edad compra su primera propiedad el millennial promedio? ¡A los 36 años! 🤯

    Y a medida que los precios de las propiedades suben y suben, los montos necesarios para entrar a este mercado seguirán alejándose de las posibilidades de los jóvenes. 😭

    ¿Qué queda para la generación Z y las siguientes? ¿Cuánto años estamos dispuestos a ahorrar? ¿a esforzarnos? ¿Cuántos años de crédito estaremos dispuestos a pagar antes de tener nuestra casa propia libre de deuda? Y ¿por qué siquiera nos exponemos a esto?

    Pareciera que esta larga espera de nuestra generación, es una carrera de resistencia en la que nunca quisimos participar.

    Si en primer lugar, nunca quisimos participar de esta carrera ¿cómo es que nos metimos en ella? 🤔

    Seguramente has oído hablar de los patrones mentales. Creencias que las familias o la sociedad nos inculcan desde pequeños y que pueden tener una influencia tanto positiva, como negativa en nuestra toma de decisiones.

    Pensamientos subconscientes como la mentalidad de escasez, pueden hacernos asumir que nuestros objetivos son simplemente imposibles y llevarnos al autosabotaje de nuestras propias metas. 😪

    Por otro lado, ideas limitantes como el síndrome del impostor nos hacen desconfiar de nuestras capacidades y nos impiden pedir ese merecido aumento de sueldo, o emprender por nuestra cuenta, evitando que escapemos de la carrera de la rata. 🐀

    De la misma forma, si crecimos en un entorno donde “el dinero es tabú” es posible que seamos reacios a empujar nuestra propia educación financiera 🤷🏻‍♀️, siendo finalmente esclavos de las ideas de “éxito” que heredamos de otros y que nos mantienen atrapados en esta carrera sin fin por acceder a la casa propia, cueste lo que cueste.

    Un golpe bajo en costo de oportunidad: 🥊

    ¿Has oído hablar del “costo de oportunidad”? El costo de oportunidad representa los beneficios que se pierden al optar por una opción en lugar de otra. Algo así como “lo que te pierdes de A si haces B”.
    Y tambien está presente en la compra de la casa propia.

    Porque ese dinero que tanto esfuerzo te costó reunir para pagar el pie o depósito, también podría usarse para otra cosa, digamos, en hacer lo que nos conviene y no lo que nos inculcaron a hacer. 🤝

    Para algunos será invertirlo, para otros crear su propio emprendimiento, y para ti puede ser seguir un sueño personal y no el que una sociedad espera de ti.

    Sea cual sea tu decisión, si igual quieres participar en el mercado inmobiliario, aún puedes hacer algo que te convenga y que no sacrifique tus sueños. Como el crowdfunding inmobiliario. Una manera de comprar pequeñas fracciones de propiedades y ganar dinero.

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    Todos son bienvenidos